Los verdaderos héroes y los verdaderos culpables

 

¿Somos los mexicanos los culpables?

 

Se nos ha dicho por diferentes medios que nosotros, los mexicanos, somos los culpables de nuestra situación desastrosa: Que somos flojos, indolentes; que no pagamos impuestos, que somos corruptos y que tenemos el gobierno que merecemos y que, por eso, no es el gobierno sino nosotros, los culpables de nuestra situación lamentable: ¿por omisión como dicen los curas?

 

Sin embargo, yo sí creo que es el gobierno y los gobernantes - más los de antes que los de ahora - los que tienen la culpa ¿Por qué?


A) Porque vemos que los mexicanos en EE. UU., y en general en el extranjero, se comportan como buenos ciudadanos pues se saben sujetos a gobiernos honrados cuyos funcionarios perciben sueldos decorosos y no exorbitantes como los que se “recetan” los nuestros; gobiernos que imparten justicia y castigan a los culpables, gobiernos cuya fuerza reside en la inexorabilidad de la ley; que son los primeros en cumplirla y que no son rehenes de organizaciones que pueden bloquear impunemente una carretera o una vía pública fastidiando a miles de personas inocentes; etc.


B) Porque ¿Quién tiene voluntad de pagar en México sus impuestos correctamente si sabemos que no sirven para mejorar los servicios públicos, ni para hacer las obras que necesitamos; si sabemos que los funcionarios del gobierno y sus empleados son una casta diferente al resto de los mexicanos, pues tienen mayores salarios hora por hora que la inmensa mayoría de los trabajadores y mejores prestaciones y pensiones? Sin embargo y forzosamente, todos pagamos los impuestos a través del IVA, de la tenencia, de las verificaciones, etc. etc. y el resto, los empresarios y profesionistas, lo hacemos con un costo oneroso porque tenemos que llenar los machotes complicadísimos que se nos piden y después de ese viacrucis cotidiano ver que nuestros diputados, presidentes municipales, y demás funcionarios se los reparten sin medida y arbitrariamente.

 No es justo.

Nos dicen los medios, que no es el gobierno sino nosotros quienes tenemos que encabezar el cambio, ¡Que elijamos a quien elijamos no podremos cambiar nuestra realidad! que somos nosotros, los ciudadanos, quienes tenemos que hacerlo. Pensar eso es Pura ilusión.   
   

Corolario: Es el gobierno el que tiene que encabezar el cambio: depurarse, ser consciente de que se le elige y se le da el poder para usarlo bajo las normas de justicia que todos los humanos llevamos dentro, que se le da el dinero para que lo utilice correctamente según reglas escritas y no escritas, de honradez, de sentido del bien común, de respeto a las personas.

Los particulares no podemos hacer nada, estamos muy ocupados trabajando ocho horas diarias, evadiendo baches, trampas, manifestaciones, bloqueos, policías cómplices tanto de funcionarios corruptos como del crimen organizado. Sí, el gobierno es el culpable y el que tiene que iniciar los cambios, y el presidente de la República el primero, pues es él, el ejecutivo, a quien hemos dado autoridad para  autorizar los pagos y gastos.

Se nos dice que hay muchos héroes actualmente: Los defensores de los derechos de los indocumentados, los defensores de los derechos humanos, los que se oponen a la tala de los bosques, las ONGs que abogan por infinidad de causas justas. Todo eso es cierto y estoy de acuerdo, son héroes, pero los verdaderos héroes somos nosotros, los trabajadores que día con día tenemos que levantarnos a las 5 o 6 de la mañana para llegar rutinariamente a un trabajo que nos permita mantener a nuestros hijos, a luchar por hacerlos mejores mandándolos a la escuela; a esperar treinta o más años para tener una pensión mínima después de haber cumplido sesenta y cinco años de edad. Por eso digo que nosotros somos los verdaderos héroes.*

¿Qué es lo que deben hacer nuestros gobernantes y el principal, el presidente de la república? Voy a enumerarlo esquemática y romántica o quiméricamente: (Dice Borges que si antiguamente la quimera era un animal fabuloso, actualmente es un ideal o un anhelo difícil de alcanzar)

1. Reducir los salarios de los funcionarios públicos a un nivel similar a los de los trabajadores comunes y corrientes para evitar que los puestos de elección popular se vuelvan un botín (creo que este punto es el principal); meter a la cárcel a los falsos líderes que alebrestan al pueblo haciéndolo delinquir; hacer del ministerio público lo que debe ser: un procurador de justicia confiable y de buena fe; quitar oficinas superfluas y costosísimas como el IFE o la comisión de derechos humanos, pues el propio ejecutivo debe ser el que se vigile a sí mismo; que vele por su buen comportamiento y que meta a la cárcel a sus elementos corruptos y venales.

2. Hacer un solo sistema de pensiones y de seguridad social igual y general para todos los ciudadanos, ya sean trabajadores del gobierno o particulares.

3. Cumplir y hacer cumplir las leyes elementales: Derecho de paso en todo el país (quiero decir que se meta a la cárcel a los que bloqueen carreteras o vías públicas), que se paguen los salarios realmente devengados y no se conceda (como a los maestros y otros empleados) que cobren sin trabajar; vigilar que haya justicia “pronta y expedita” para todos, que el dinero del erario, vale decir del pueblo, se use para su beneficio, ya sea para servicios como para obras de infraestructura: vialidades, presas, salud, educación, etc.

Me han dicho las personas a las que he mandado mi parecer, que estoy soñando, que el gobierno no va a cambiar, que solo ve por sus intereses particulares o de partido y que el pueblo es el que tiene que hacer el cambio; pero vuelvo a repetir que el pueblo está muy ocupado en sus problemas particulares, y que por lo pronto no puede hacer otra cosa que votar por “el que le pongan” o por el que él juzgue el menos malo. ¿Necesitaremos un caudillo?  Quizá no, sino a alguien justo,  enérgico y sobre todo honrado, y para tal caso propongo a Lozano (el secretario del trabajo) para encabezar esta cruzada.

Con la última frase eché mi “cuarto a espadas” como intitulaba sus artículos don Aquiles Elorduy García y no mi cuatro a espadas como lo citó erróneamente don Enrique Krauze

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*¿No es verdad que el Che Guevara apenas lo pusieron detrás de un escritorio como funcionario rutinario, prefirió ir a morirse a la selva Boliviana?: Seguramente pensó que despachar asuntos triviales, como que un empleado faltó y otro pidió permiso, no era tarea de un héroe. Ergo: la rutina es parecida o peor que la muerte y el que la soporta es un héroe.

 

AGR. Junio de 2010